Para la realización de un estudio de estabilidad de taludes, en primer lugar es primordial una observación en campo de las distintas zonas de interés, para así obtener información de los materiales presentes en el entorno, y asignar parámetros geológico-geotécnicos a los mismos. A su vez, en este reconocimiento “in situ”, se definen posibles zonas de inestabilidad en el momento de la visita, la presencia de agua, la saturación parcial del terreno, grietas visibles, etc.
Tras este reconocimiento se hace necesaria una amplia documentación y definición de la problemática a tratar. Una vez definido el problema, se propondrán soluciones para estabilizar los taludes estudiados mediante distintos medios.